Como les venía diciendo en la publicación
anterior, los ciruelos de la casa de mi papá tuvieron un verano agitado. Aparte
de la mermelada que mi papá me pidió, aún quedaban muchas por darles destino.
Busqué y busqué y encontré este chutney en la página de Jaimie Oliver. Van a ir
viendo que hice varias modificaciones, como siempre.
El chutney es una mermelada agridulce,
ideal para acompañar quesos y cerdos. Con esta receta salieron dos frasquitos y
les di destino ideal: dos personas que saben apreciar los sabores diferentes.
Ya verán hacia el final.
Empezamos picando una cebolla chica y un
diente de ajo. Los doramos en una cucharada de aceite hasta que estén marrones.
No le pongan sal, porque eso hace que se transparenten y necesitamos que se
doren.
A esto le sumamos 5 clavos de olor, 3 hojas
de laurel, media cucharadita de jengibre en polvo y media de canela y cocinamos
un ratito.
Agregamos un kilo de ciruelas cortadas en
cubos, 400 de azúcar rubia (yo mezclé integral, negra y blanca porque no
llegaba al peso de la receta) y ralladura de una naranja. Revolvemos y sumamos
el jugo de una naranja y 300 cc de champán. Y este es mi aporte, porque en
lugar de champán decía “vinagre de sidra”. Tenía medio champán del 31, pero
vinagre de sidra… no es muy usual, ¿verdad? Se me ocurre que también podría
reemplazarse con vinagre de manzana o
con sidra. Ahora llevamos a hervor en fuego fuerte y una vez que llega a ese
punto, bajamos el fuego y cocinamos hasta que el líquido haya casi desaparecido
por completo.
No queda bien que yo lo diga, pero de
verdad quedó delicioso.
Tuvieron el tupé: Noe y Dani (un frasquito
cada una)
PD: Gracias, Noe, por las hermosísimas
fotos J
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