ADVERTENCIA PREVIA: hay que batir un rato largo. Así que les
recomiendo que lo hagan sólo para ustedes o para dos, no más.
Tenía tres yemas que me habían quedado sueltas porque había tenido que rehacer el merengue
del Rogel de mi cumpleaños, por razones que no vienen al caso.
Yemas solas… no sabía qué hacer. Y me acordé de mi infancia.
Mi papá nos hacía un sabayón muy rico los fines de semana que a nosotras nos
encantaba.
Pero me acordé también que en algún lugar había visto una
receta de sabayón de café. Googleé la receta y no la encontré, pero encontré
otras que del todo no me convencían y armé algo propio.
Esto es lo que hice: sobre baño maría, batí 3 yemas, unos
50cc de agua mineral, cuatro cucharaditas de azúcar y una y media de café
instantáneo.
A batir como loca hasta que se arma una especie de mousse o
como si fuesen claras batidas a nieve. ¿Se entiende?
Luego, fuera del fuego, seguí batiendo un rato para que se
enfríe y no se siga cocinando la yema.
Me alcanzaron dos pocillitos como los de la foto. Poquito
pero bien.
Muchas recetas incluían licor de café, que no tengo porque
los licores no me gustan. Prueben, el sabayón debe tener alcohol, en realidad.
Tuve el tupé: yo (en dos entregas)
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