Bueno, así se llama en la revista de la que
saqué la receta… No sé bien qué tan italiana es, pero es muy rica. Y se
transformó en un clásico mío, si bien la revista era de mi mamá.
Vale aclarar que gran parte de mi
bibliografía de cocina era de mi mamá: libros, colecciones, revistas sueltas,
cuadernos con recetas copiadas, etc. Una cosa que mi mamá siempre hacía es
comprar esos “especiales” de la revista Mía (no sé si aún existe). Bastante
copada, popular y sin aspiraciones de gourmet ni mucho menos, como me gusta a
mí. Esta receta en particular está en un especial de tartas dulces y saladas.
La masa, elíjanla ustedes. La mejor es la
de mi mamá también: medio kilo de harina leudante, un pocillo de agua, otro de
leche y medio de aceite. Es resistente y rica (alcanza para base y tapa). En el
caso de la de la foto, la hice con una comprada de hojaldre, también va. Vean.
Acá va lo importante: el relleno. Primero
rehogamos una cebolla grande. Cuando haya transparentado, le agregamos pollo.
Si es una tarta grande, familiar, digamos, pongan un pollo entero en cubitos,
si no, medio. Otra opción es usar un pollo reciclado, las sobras, digamos. Pero
si usan pollo ya cocido, súmenlo al final así no se seca.
Bien, luego sumamos 3 tallos de apio, una
zanahoria rallada y unas hierbas (las que más les gusten, yo uso tomillo y
estragón). Cocinen unos diez minutos,
con el fuego bajo.
Mientras, mezclamos una cucharada de curry
en una taza de caldo tibio.
Lo sumamos al relleno y cocinamos 20
minutos más.
Cuando esté listo (jugoso pero ya
espesado), apagamos el fuego, sumamos aceitunas negras, y dejamos enfriar
tapado. Dos cosas importantes:
1)
Si no les gustan las aceitunas,
piensen una alternativa, algo que le dé mucho sabor. El factor sorpresa. Me parece
que es fundamental…
2)
Dejen enfriar. Es un paso importante. Las tartas y empanadas deben
ser rellenadas en frío para que en la cocción el jugo “reviva”.
Armamos la tarta y listo. ¿Les gustó?
Tuve el tupé: yo
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