Siempre que voy a la feria compro berenjenas. Me gustan en
todos los formatos (menos cuando quieren hacerme creer que son milanesas). Así
que ayer tenía dos moradas y me dispuse a hacerlas en escabeche. Pero tenía tres
inconvenientes: ni cebollas, ni zanahorias ni ganas de ir a la verdulería.
Así que me dispuse a buscar una receta alternativa. La encontré
en Food52.com como “melanzane sott’olio” – hermoso. Esta me permitía sortear
los inconvenientes. ¡Bingo!
Primero hay que cortar dos berenjenas medianas en ruedas de medio centímetro. Hay gente que
las corta a lo largo. Vale también. Las disponemos en un colador y le tiramos
arriba sal para curarlas y quitarles el gusto fuerte. Ahora, paciencia, hay que
dejarlas reposar mínimo seis horas. Luego se enjuagan para sacarles el exceso
de sal.
Ahora, ponemos a hervir dos tazas de agua y dos de vinagre.
Yo usé de alcohol pero dicen que es mejor de manzana. Una vez que hierve, vamos
poniendo en dos o tres tandas las berenjenas y, una vez que retoma el hervor,
las cocinamos 4 minutos. No se pasen porque quedan muy feas si se ablandan
demasiado. A medida que las sacamos, hay que dejarlas secar. Yo usé paños
limpios. Capaz que con papel de cocina también se puede.
Cuando se enfriaron un poco empezamos a armar el frasco: una
capa de berenjenas, ajo cortado en láminas finitas, menta picada, orégano y aji
molido o peperoncino y vuelta a empezar. Al final, cubrimos con aceite de
oliva. Dura una semana (se supone, nunca llegué a que permanezcan tanto
tiempo).
Hay algo que no les puse y que queda muy genial: rodajas de
limón, prueben, yo sé lo que les digo.
No quiero dejar de mencionar mis berenjenas en conserva
favoritas: las de la nona, las de Bet y las de Marce. Gracias, chicas.
Tengo y tendrán el tupé: yo y quien me visite. No tienen
mucho tiempo, las ataco a cada rato.
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