Los que me conocen hace mucho y han compartido almuerzos,
cenas y viajes conmigo, saben que el arroz siempre fue la única comida que no
me gustaba. Nunca supe bien por qué: quizás la vinculo con una época de crisis económica
en mi casa o quizás mi mamá no lo hacía muy delicioso (a ella temo que tampoco
le gustaba). La cuestión es que estuve al menos 20 años sin comer arroz – salvo
algunas anécdotas que no vienen al caso.
Hace más o menos un año le hice a Ariel un arroz con pollo a
pedido, porque jamás se me hubiese ocurrido. Y olía tan bien que lo probé: Me gusta el arroz, qué bien…
No lo paso frío en una ensalada ni en una sopa ni loca. Pero
las paellas y los risottos me encantan.
Probé hace un tiempito esta receta de Narda (con mis
modificaciones, obvio) y salió muy bien. La comparto:
1)
Primero, para hacer un risotto hay que tener un
caldo bueno. En invierno en mi casa siempre hay porque amo comer sopa todos los
días si es posible. Y tiene que mantenerse tibio todo el tiempo de la cocción
del arroz.
2)
Ahora sí, hay que picar cebolla y ajo bien
chiquito y rehogarlos.
3)
Luego se agregan dos tazas de arroz y se va
revolviendo hasta que se ponga transparente. El arroz no puede ser el que “nunca
se pasa ni se pega” porque el risotto es una preparación cremosa y nunca se
llega al efecto con esa variedad. Yo usé uno de grano largo fino.
4)
Ahí se le agrega media taza de vino y media taza
de jugo de limón. Y se espera a que evapore casi todo el líquido.
5)
Luego se va agregando el caldo de a cucharones,
revolviendo, hasta que el arroz esté listo. Aproximadamente 20 minutos. Pero un
ratito antes, se le suman las hierbas. Yo puse las que tenía: orégano fresco,
tomillo seco y estragón seco. Narda le ponía orégano, tomillo, salvia y
perejil. Prueben. Y además, una cucharada de alcaparras que yo piqué
groseramente.
6)
Técnicamente, el risotto se saca del fuego y se “monta”,
es decir que se le agrega manteca fría y mucho queso rallado. Yo le puse muy
poca manteca y el queso lo obvié, pero solamente para que no sea una bomba.
7)
Para acompañar, pensé algo que se haga fácil,
rápido y que no lleve mucha elaboración, ya que el arroz requiere atención
constante. Corté en tiras una pechuga y la cociné en una sartén con muuuuuy
poca aceite vuelta y vuelta.
Tuvimos el tupé: Ariel y yo
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