Hace frío y, aunque como a mí nos encanten los vegetales,
cuesta comerlos fuera de una sopa o gratinados.
Las ensaladas son siempre ricas y creativas. Estas dos son,
como siempre, parte mías y parte lo que vi o probé.
Empecemos por la que hice hace unas semanas para acompañar
el asado que se mandó mi papá. Ahí va:
Siempre que voy a la feria compro una berenjena y un
zuchinni. Llego a casa, los corto en ruedas finitas, los pongo al horno con muy
poquita aceite, sal y pimienta y los doro vuelta y vuelta. Después eso lo
almaceno y lo uso en tartas o en ensaladas o con una vinagreta para picar antes
de la cena.
Esta vez formaron parte de una ensalada que además tenía:
radicheta, palta y morrón asado. La vinagreta es: dos partes de aceite de
girasol, una de aceto, un poco de miel, sal y pimienta.
La segunda es de la tele, no me acuerdo quién la hizo. Y
tiene un poco más de elaboración. La hice para el día del padre (como verán últimamente
me encargo de las ensaladas en los almuerzos familiares). Primero hay que
hervir medio kilo de papas en cubitos. Yo le pongo al agua un chorrito de
vinagre para que no se desarmen.
A eso se le agrega media cebolla morada picada finita,
cilantro picado (o perejil, aunque no es lo mismo) y una cucharada de
alcaparras picadas groseramente.
Ahora la vinagreta: hay que hacer un huevo pasado por agua.
Es decir, hervir un huevo unos 4 minutos y luego enfriarlo rápidamente, por
ejemplo con agua y hielo. Adentro queda crudo, entonces se pisa con un tenedor
y se hace una especie de mayonesa agregando de a poco aceite y batiendo. A eso
le agregamos una cucharada de mostaza, cualquier variedad. Y listo.
Tuvimos el tupé: Noe, Ariel, mi papá y yo
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