¿Qué es esto?

¡Qué tupé hacer un blog de cocina sin ser una profesional del tema! Acá va mi recetario. Las comidas que cocino de verdad. Las recetas de mi mamá, mi nona, mi abuela, mi suegra, mi cuñada y mis amigas, que no quiero perder. Las cosas que disfruté sola, con mi novio, con mis amigos y mi familia. Las recetas que me piden, que ofrezco y que amo. Si les gusta, aprovechen.

jueves, 21 de julio de 2016

Muffins de limón, polenta y lavanda (Feliz día del amigo)

Sí, sí, lo que leen. Rara receta pero excelente. Textura, aroma y sabor no dejan con las ganas para nada. Un verdadero hallazgo.

Les cuento que vengo queriendo hacerla hace aproximadamente un año. Pero tenía un primer obstáculo: no tenía lavanda en casa. Un poco extremo, quizás, pero en fin: fui al vivero y me compré una. No soy muy buena con las plantas pero mi lavanda siempre me amó y no dejó de florecer nunca en todo el año, además de bancarse una mudanza y, con ella, cambios de hábitat.

Todo esto para sacar tres flores de la planta y dejarlas secar (más o menos una semana en un platito en mi cocina). Todo listo para empezar:

Primero, tenemos que batir 200 gr de manteca pomada con 170 gr de azúcar. Unos tres minutos, hasta que esté blanquecina la mezcla. Y si tienen batidora eléctrica, es un trámite.

Por otra parte hay que mezclar “los secos”: 100gr de harina leudante, 200 gr de polenta y 1 ½ cucharadita de polvo para hornear.

Bien, ahora al batido de manteca+azúcar le alternamos los secos y tres huevos. Yo lo fui mezclando con batidor.

Finalmente se suma la ralladura de 2 limones, el jugo de uno de ellos y una cucharada de lavanda seca deshojada.

La receta original (además de llevar un almíbar que dudo quede bien) estaba pensada para una torta a cocinar en un molde enmantecado de 23 cm. Yo pensé que iba a ser lindo hacerla como muffins dada la ocasión del día del amigo y quedó genial. Alcanzan unos 14 aproximadamente.

Tuvimos el tupé: Dani, Bar y yo. Ceci olvidó llevarse uno L

sábado, 9 de julio de 2016

Locro del bicentenario

“Tendríamos que juntarnos a comer un locro, no?”, mandó mi hermana al grupo de Whatsapp de la familia. Inmediatamente dijimos que sí. Y luego dijo mi papá: “¿Quién sabe hacerlo?”. Nadie. Era una misión que me correspondía, claramente.

Así que busqué algunas recetas online y me quedé con la de Cocineros Argentinos. Hay algo para decir de esta página: la receta escrita y la del video del programa suelen tener diferencias a veces muy grandes. Me informé de las dos. Descarté lo que me niego a cocinar (léase patitas de chancho y mondongo) y me embarqué en el quehacer.

Cocinar guisos es de las cosas más hermosas de la vida. Mi favorito y el que más hago es el de lentejas. Pero ya les diría que estoy lista para adoptar a este en mi recetario diario porque me encantó hacerlo y salió muy rico.

Esta receta rindió alrededor de 8 porciones abundantes.

Hay que estar preparados: 12 horas antes debemos hidratar 250gr de porotos pallares y 400 gr de maíz blanco. Los porotos son carísimos (me acuerdo cuando los porotos eran “de pobre”) pero compensamos con el maíz que es baratísimo.

Otro preparativo es hervir un chorizo de cerdo pinchadito durante 20 minutos para desgrasarlo un poco.

Ahora sí: rehogamos en poco aceite una cebolla grande picada, un puerro grande picado y ½ kilo de zapallo anco cortado en cubos. Cuando esto transparenta, le sumamos un chorizo colorado (sin piel y en rueditas) y 100 gr de panceta ahumada en tiras. Finalmente los porotos y el maíz escurridos. Condimentamos con un poquito de comino y otro poco de pimentón dulce. Finalmente cubrimos todo con agua (yo además agregué un cubo de caldo de verduras). Cuando esto rompe hervor, tapado, lo dejamos hervir por 40 minutos.

Pasados los 40 minutos, sumamos roast beef en cubos, más o menos un bife grueso, y también el chorizo de cerdo sin piel y en rueditas. Revolvemos y dejamos cocinar dos horas más.

Es importante que no se quede sin líquido y hay que revolver de vez en cuando para que no se queme el fondo.

Hermoso almuerzo. Hermoso cocinar para la familia.


Tuvimos el tupé: Noe, Martín, Nacho, pa y yo