¡Por Dior! ¡Qué domingo más aburrido! Hacía mucho que no la
pasaba tan mal. Además me sentía engripada y estaba de mal humor y llovía. Cocinar:
santo remedio.
No me atribuyo nada de crédito por esta receta. La hice
(casi) igual a la que pasó un chef que se llama Pedro Lambertini en su Facebook
(el de El Gourmet Alemania – si es que miran el canal).
Lo que me pareció genial es que el queso está en la masa. La
única desventaja es que, sin procesadora, no se puede hacer, por este mismo
motivo.
La masa es así: procesé 120 gramos de manteca fría con 120
gramos de harina 0000 hasta que se hace un arenado. Y a esto se le agrega el
mismo peso de un queso cuartirolo, mantecoso (yo usé uno tipo Cremón, con esa
consistencia, ni muy blando ni duro). Se sigue procesando hasta que se forma
una masa que se despega de los bordes. Cuando está, se guarda con film en la
heladera un rato para que esté más firme.
Después se separa en 6 partes, se estira de medio centímetro
o menos y se pone en el medio un pedazo de membrillo y un poco de mermelada por
encima. Acá tenía de mamón (una rareza que compró Nacho en la Fiesta del Vino
de la Costa). Imagino que esto también se podrá hacer con dulce de batata y
cualquier otra mermelada. Luego se arma un paquetito de 10x5 aproximadamente.
Van al horno a 180° espolvoreadas con azúcar.
Quedan tan ricos que estoy controlándome para no
terminarlos.
Tuve el tupé: Yo (y, si me controlo, quizás le deje uno a
Nacho)
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